domingo, 11 de diciembre de 2011

Desarrollemos la innovación en las empresas

Por: Ronald Echeverría
En una de sus recientes y leídas columnas de Andrés Oppenheimer ha tocado el tema de las patentes, los derechos de autor y de cuáles son los países líderes en su desarrollo y registro. Una de las razones que justifica este análisis de Oppenheimer es que las patentes desarrolladas son un claro indicador de la inventiva e innovación prevaleciente en un país y que esto permite hacer comparaciones entre los mismos. Asimismo resalta que hay una correlación positiva que impacta en sus economías y en el bienestar de sus sociedades que se ve reflejado en sus indicadores de desarrollo humano. 

¿Pero que favorece los inventos y productos innovadores? Estos sólo son posibles cuando se cuenta con las competencias en la investigación científica, los recursos financieros y el desarrollo tecnológico que las hace posible. Para lograrlo, según nuestra opinión, estos países han desarrollado las competencias de sus recursos humanos a un alto nivel de especialización, por medio de la educación y formación en diferentes disciplinas, y no han escatimado esfuerzos en invertir en ello. 

La creatividad y la innovación brotan cuando el ser humano a manera individual y colectiva encuentra las condiciones e incentivos correctos. Pero veamos donde brota la innovación, según el listado de patentes registradas por país publicado por World Intellectual Property Organization (2007-2010), el país que lidera el mismo es el Japón con el mayor número de solicitudes (502,054), el mayor número de patentes otorgadas ( 239,338), y con el segundo número de patentes en vigor (1,270,367). Estados Unidos con el segundo número de solicitudes (400,481), el segundo número de patentes otorgadas (146,871), y el mayor número de patentes vigentes (1,872,872). Estos datos son del año 2008. El tercer país es China Continental, el cuarto Corea del Sur, el quinto Alemania, el sexto Francia, el séptimo Reino Unido. Estos primeros siete países, representan arriba del 85% de todas las patentes que se registran en el mundo. Siendo los primeros dos los dominantes, y acercándose a un ritmo creciente China. El listado, de los países del octavo al vigésimo son Rusia, Suiza, Holanda, Italia, Canadá, Suecia, Australia, Finlandia, Israel, España, Dinamarca, Austria y Bélgica. 

Cómo podemos apreciar los países Latinoamericanos, en ello nos incluimos los Centroamericanos, no aparecen entre los primeros 20 de la lista. Lo más cerca para identificarnos con alguno, es con España, con el cual compartimos el idioma, la historia y lazos de sangre. México y Brasil son los mejores de Latinoamérica, pero aún ellos no están entre los 30 primeros. Para una referencia, Guatemala en los años 2008 y 2009, de acuerdo al Registro de Propiedad Intelectual, se presentaron 334 y 1,689 solicitudes de patente, y se registraron 72 y 706 respectivamente (módelos de utilidad y diseños industriales). A estos números cuantitativos hay que agregar, que no se está midiendo la calidad y trascendencia económica y en la productividad de la patente, si se analiza desde ésta perspectiva aún es mayor la diferencia entre los primeros 20 de la lista y los otros países, principalmente cuando se trata de patentes de tecnología y sus aplicaciones, avances científicos, farmacéuticos, biotecnología, la industria química, la industria automotriz, petrolera, telefonía, las comunicaciones y la informática, para mencionar algunos. 

¿Pero son los países los innovadores? ¿O son las empresas, organizaciones, instituciones, la academia, y los centros de investigación científica los creadores e innovadores? La respuesta, es los segundos. Entonces, podemos comenzar sacar lecciones y aprender de ellas. Estas son, que los países que puntean en el ranking, han propiciado bajo un sistema que tienda al libre mercado el desarrollo de empresas e instituciones innovadoras. Estas a su vez se han visto favorecidas con sistemas educativos nacionales que les proveen recursos humanos con las calificaciones y competencias requeridas, y a lo interno de ellas han favorecido ambientes que promueven y privilegian como una estrategia la investigación, la creatividad y la innovación. Lo anterior es para ellos una inversión no un gasto. Los innovadores son los lideres en sus centros de trabajo, y han fomentado la creación de redes sinérgicas entre el personal, bajo una cultura que privilegia la interacción y colaboración entre sus integrantes, y que al mismo tiempo gratifica la generación de ideas y el romper los paradigmas. Lo único que no se cuestiona, es la necesidad de la mejora y la búsqueda insaciable de nuevos productos y servicios que impacten a sus mercados objetivos, y redunden en beneficio para sus organizaciones. 

La ansiada competitividad, está demostrado, es función de la capacidad de generación del potencial creativo y de la innovación que esté presente en una sociedad y por ende en sus empresas. 

La malas noticia que se desprenden de lo anterior, es nuestra posición en el ranking la cual es marginal, la buena, que hay ejemplos de países con menos recursos naturales, o pocos relativamente, como es Japón, que importa mucho de su materia prima, y es el líder en inventos y patentes, o países con menor número de habitantes que Guatemala, con la cuarta parte de su espacio territorial, y con suelos desérticos, como el caso de Israel, que cuentan con varios premios nobel y un lugar en registro de patentes entre los primeros 20 países. Latinoamérica, y especial los países centroamericanos debemos apostar por la educación, y por el fomento de las capacidades del recurso humano, y convertir éste en fuente de cambio y desarrollo de nuevas formas de administrar nuestras empresas y su personal. 

La innovación a veces parte de una hoja de papel en blanco y un cerebro motivado al que no se le ha puesto límites. Steve Jobs es un admirable ejemplo. ¡No limitemos a nuestro personal, incentivémoslo a ser creativos e innovadores! 

Debate: La deuda pública en Linkedin


    Ronald  Echeverría