miércoles, 15 de enero de 2014

A MI HERMANO, UN HOMBRE DE VERDAD


Por Ronald Echeverría
¿Por dónde comenzar? ¿Qué decir? ¿ Cómo evitar verse influenciado por el amor y cariño que nos profesamos? ¿ Cómo resumir una vida compartida desde la perspectiva del hermano menor? !Tu muerte repentina, casi trágica!, por lo menos para nosotros considerada inesperada, humana mente innecesaria o injusta. ¿ Son sentimientos, son razonamientos, o es el impacto del duelo?. La verdad, es que nuestra mente y espíritu está sumamente triste y acongojada. ¿ Es de hombres llorar? ¿Es permitido querer al hermano? ¿ Debemos aferrarnos a la materia, sin ver el más halla, y a Dios en última instancia?.

Querido hermano Adán, mi Canche. Tu hermano te llora, y te recuerda. Pero el recuerdo me hace también  volver a vivir las muchas horas, días, semanas y años que nuestras vidas tuvieron vertientes y se cruzaron como ríos que se unen para desembocar al mar. El mar es majestuoso pero se alimenta también de los pequeños ríos. Así nuestras vidas se alimentaron del  caudal  de tu río de vida, que tú diste sin chistar, ni menos ponerle medida. Eras a toda madre siendo un varón total.  Hay tanto que decir de ti, tanto que elogiar, tanto que emular y ante todo, tanto que agradecerle al Dios en que creemos y confiamos. ¿Qué sería de nuestra vida actual y futura sin el consuelo que nos da la fortaleza de tu fe?. Qué más prueba de tu fe,  la gallardía con que enfrentaste tan cruel y despiadada enfermedad. Cómo no recordar las horas y momentos que hablamos en tu lecho de enfermo, reconfortándonos mutuamente nuestras almas. Tu decisión demostrada ante el veredicto o dictamen médico, y la lectura de los informes de los exámenes que te fueron practicados. Parecían ensimismo una sentencia de muerte firmada  por un juez inquisidor sin compasión, la cual finalmente y trágicamente se cumplió. Tu respuesta en el momento de la prueba, fue tomar aíre como queriendo llenar a la vez tu cuerpo pero creo que también  tu alma,  luego como humano te acongojaste, expresaste tu sentimiento de temor y por qué no de miedo. ¿ Los hombres no deben llorar?. Recuerdo verte en el sillón de nuestra casa de la familia en el segundo piso, recostado en el sillón reclinable, donde tantas veces platicamos y vimos televisión, o algún partido de fut bol. Ahí nos dijiste  la triste verdad, que cual rayo caía sobre tu vida. No sabíamos que decirte. Mirábamos las placas de la resonancia magnética, e incrédulos de lo mirábamos, y tristemente confirmamos de la gravedad de tu situación. Alzamos ojos al cielo, e hicimos lo que aprendimos de nuestros padres, buscar el consuelo en el único lugar del que puede venir en las noches negras y sombrillas,  de nuestro Dios, y su hijo, nuestro Señor Jesucristo. Comenzó la lucha de la ciencia médica y de la fe redentora, que imploraba un  milagro. El reloj de tu vida comenzó avanzar en reversa y las horas y los  minutos como nunca, contaban.....

 Luego de algunas horas de reflexión, que a ti posiblemente te parecieron siglos,  que te hizo recorrer tu vida, y comenzar a aceptar  que todo el esfuerzo y ahínco de trabajar por tu salud, el cual te  había convertido en un hombre sano y en buen estado físico,  se veía  de repente destruido por la causa de un terremoto  que estaba presagiando la destrucción de tu cuerpo.  Pero  he mencionado indirectamente dos de tus cualidades, y estas eran la tenacidad, y la otra el no darte por vencido.  Con la primera te creaste durante toda tu vida, buenos hábitos de salud. Eras una enciclopedia viviente de que era bueno para la salud y lo practicabas. Uno tus temas y recomendaciones para todos era que comida es saludable, y la infaltable invitación: " Vení a entrenar, ahí está mi gimnasio? "Yo entreno todos los días, esté cansado o tenga otras actividades, siempre le dedico por lo menos media hora a darle ejercicio a mi cuerpo". Los resultados de tu esfuerzo se hacían evidentes, así como tu vitalidad. Esto lo comenzaste  a hacer desde los 15 años, y aún en la primera etapa de enfermedad, es más después de ser operado, tuviste los arrestos de hacer ejercicio nuevamente. Viviste 67 años de salud envidiable, trabajada con tu tenacidad y tus buenos hábitos. También cultivaste tu intelecto, eras un profesional destacado y con vocación de maestro. Forjaste a cientos de  profesionales en las ciencias de la administración de empresas, tu legado será reconocido tarde o temprano. ¿ Pero es la vida  una paradoja?. No siempre se cumplen las recetas, hasta el más diestro falla y al mejor cazador se le escapa la presa. ¿ Por qué sucedió?¿ La moraleja sería entonces no cuidarnos, y no velar por  nuestra salud?. ¿ Aceptamos esto como el epílogo o la moraleja?. Yo lo que sí sé, es que sí tuvieras  mas vida lo harías de la misma manera y con el mismo tesón. Eras de los hombres hechos con  buena tierra, la escogida por Dios y regada por nuestros padres, y cuyo fruto disfrutamos toda tu familia, en especial tus padres, hermanos, mi esposa y sobrinos.

Tu vida querido hermano tuvo un propósito, y lo cumpliste en gran manera. Fuiste un héroe, de los de verdad. Los que dan sin esperar recibir. !vaya que lo hiciste!. Quienes fuimos tus principales beneficiarios: Tu familia. !Que nuestro Dios y nuestro Señor Jesucristo, en quién creíste, te de tu corona, con la cual premia a sus buenos hijos, y a  nosotros el consuelo de vivir sin tu mirada y el amor de hijo hacia tu madre  y de hermano que sólo tu podías dar.

Con amor y reconocimiento, tu muchachito que el destino convirtió para ti en una golondrina viajera.

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