domingo, 2 de octubre de 2011

El presupuesto se nos fue de las manos, ojala no el futuro


Por: #RonaldEcheverría

Los principios son de verdad principios, cuando su seguimiento y cumplimiento nos llevan indefectiblemente al lugar o situación pronosticada.  Otras formas de entenderlos, es cuando se afirma que el  principio de cualquier efecto es la causa que lo produce. Y se habla de “todo efecto tiene una causa”, lo cual se conoce como el  principio de la causalidad, que Aristóteles formuló como “Todo lo que se mueve se mueve por otro”. ¿Por qué  hacemos esta  interpretación y análisis? La razón es que vemos en nuestra Guatemala un cúmulo de causas o condiciones dadas  en  materia económica y social. Estas por su naturaleza son producto de factores endógenos y exógenos, es decir externos e internos.  La incidencia en nuestra economía del ritmo y altibajos de la situación económica mundial es innegable, ahora agravada  producto de   las crisis de la economías estadounidense (nuestro principal socio comercial), europea y la japonesa, por mencionar algunas de las más relevantes. Esta situación presenta un cuadro de referencia que podría incidir en  el crecimiento de nuestras exportaciones, la baja en las remesas, y en el nivel de inversión extranjera  que pudiéramos captar hacia nuestro país. Se reportan pronósticos de crecimiento de la economía  de la banca central entre el 3 al 3.5%  del PIB  para el  2012(optimistas) y  otros como la CEPAL   menores al 3%. Este crecimiento versus la tasa de crecimiento de la natalidad, deja cuando mucho un 1 % de crecimiento real. Por este lado, vemos  que las  causales de tipo económico  no son muy favorables a nuestra economía,  y con el agravante que  nuestra capacidad de maniobra es muy limitada, por no decir casi nula en dicho escenario.

¿Pero dónde está nuestra mayor preocupación?  Está en las causales de tipo económico y social de origen interno que se han generado. Estas se han visto agravadas por las políticas públicas impulsadas por el gobierno,  con su correspondiente cuota de responsabilidad tanto del organismo ejecutivo, legislativo y judicial. De esto no escapa, y no es nuestro  papel  exculpar a  unos en beneficio de otros, el sector privado dominante y los grupos radicales de la sociedad civil. Unos por defender a ultranza sus activos y capitales y el no incremento a los impuestos,  y los otros por sólo exigir derechos sin responsabilidades. Nuestra precaria situación actual reflejada en los indicadores sociales de falta de empleo de calidad, sub empleo, aumento de la informalidad, baja calidad y cobertura en educación, altos niveles desnutrición crónica infantil y la problemática general salud, y  para rebalsar el vaso, el clima de  inseguridad y violencia creciente. Estos efectos son una verdad irrefutable, con que vivimos los guatemaltecos el día a día. Los efectos están dados producto de las causales o mal manejo de los “principios que los origina”.

Pero lejos de aplicar las políticas públicas correctas, tal pareciera que  hemos venido sembrando, y lastimosamente abonando  durante las últimas administraciones de gobierno,  el árbol donde nos colgarán del cuello y luego nos jalarán de los píes. El manejo presupuestario,  una de las principales herramientas de gestión de un gobierno, ha sido principalmente en el gobierno actual, muy mal  administrada. Para darnos  a entender,  recurramos a los  principios del buen manejo presupuestario. Este nos dice que todo presupuesto debe por principio estar balanceado. Ingresos provistos igual a los gastos proyectados. Todo lo presupuestado debe tener una justificación y un fin determinado de interés nacional. Las fuentes de los recursos deben ser realistas y basadas en las capacidades de la economía. La principal fuente sana de recursos al estado son los impuestos recaudados. Siempre que no inhiban la capacidad de inversión y la generación de nuevos negocios y por ende empleos.  Al igual que la economía domestica, no es  factible vivir sólo del crédito, mayormente si  en forma sistemática y continuada  se financia una buena parte del presupuesto con préstamos externos e internos, tanto  de fuente de la cooperación internacional (que también tiene un costo geopolítico) o la banca nacional. La proporción de financiamiento y el costo de la deuda versus el producto interno bruto, tiene puntos de inflexión que es peligroso alcanzar, situación  que anteriormente era una de nuestras principales fortalezas, ahora estamos en riesgo de comenzar a perderla. Los déficit presupuestarios, irreversiblemente llevan a procesos de devaluaciones  e inflacionarios con secuelas  negativas en lo económico y  en lo social. De esto ya hemos tenido ejemplos, cómo los reportados al final de la Presidencia de Vinicio Cerezo. En otros países, con notorios titulares de actualidad y conmoción social en los medios, como  lo son los casos de Grecia  y Portugal.

Pero basta de retorica y teoría. Veamos efectos producto del manejo de las causales o principios.  Según el Banguat, al 31 de agosto  de 2011 la deuda pública interna  de Guatemala se situó en Q43 millardos 102 millones. Si esta la referenciamos al 31 de diciembre del 2007, la misma se ubicaba  en Q24 millardos 191 millones. Esto es interesante, pues nos muestra el aumento de la deuda en la administración del Presidente Colom, ya que en los 3 años  y 7 meses de su gestión la misma aumentó en Q18 millardos 911.4 millones (aumento de 78.2%).  Las misma fuente del Banguat nos indica que la deuda pública  externa de Guatemala (ésto lo incluye a usted y a mi) al 31 de agosto del 2001  se situó en US$ 5 millardos  498.4 millones, mientras que  al 31 de diciembre del 2007 ascendía US$ 4 millardos 226 millones, o sea que en el mismo período aumento US$ 1 millardo 272.4 millones  es decir un “módico  30.1%.”

Creo que ya nos comenzamos a preocupar, ¿no cree?  Pero sigue. Se estima  que la deuda pública flotante, no aprobada por el Congreso de la República,  conformada por obligaciones vencidas y pendientes de pago no registradas (algunas de ellas de dudoso efecto y cumplimiento), en el sector público, está en orden de los Q15 millardos. La deuda pública interna en adición a la deuda flotante suma la estratosférica cifra de Q58 millardos, lo cual arroja un incremento  en relación a la existente al 31 de diciembre del 2007 de un  incremento del orden del 142%. Amolados  y endeudados que estamos.

No voy a entrar al análisis de la calidad del gasto. Esto por supuesto es igualmente importante y valioso. Tal vez en otras entregas lo analizaremos. Pero lo que si deseamos decir, es que aunque ha habido algunas acciones de gobierno e intervenciones gubernamentales con alguna incidencia en materia social cómo lo son las transferencias condicionadas a familias en desventaja social, y el incremento del porcentaje de niños que reciben instrucción primaria, hechos loables y meritorios, no han sido suficientes para  justificar el aumento desmedido de  los costos y gastos incurridos reflejados en la ejecución presupuestaría y su financiamiento.  Ahora hemos llegado, pese a la prohibición de las normas presupuestarias, a  recurrir a préstamos para cubrir gastos de funcionamiento y pago de salarios. 

De no enmendar en cuanto al manejo de la nave,  nuestro futuro, ahora con el agravante de hipotecado, se nos  ira de las manos.