
Por: #RonaldEcheverría
Los principios son de verdad principios, cuando su seguimiento y cumplimiento nos llevan indefectiblemente al lugar o situación pronosticada. Otras formas de entenderlos, es cuando se afirma que el principio de cualquier efecto es la causa que lo produce. Y se habla de “todo efecto tiene una causa”, lo cual se conoce como el principio de la causalidad, que Aristóteles formuló como “Todo lo que se mueve se mueve por otro”. ¿Por qué hacemos esta interpretación y análisis? La razón es que vemos en nuestra Guatemala un cúmulo de causas o condiciones dadas en materia económica y social. Estas por su naturaleza son producto de factores endógenos y exógenos, es decir externos e internos. La incidencia en nuestra economía del ritmo y altibajos de la situación económica mundial es innegable, ahora agravada producto de las crisis de la economías estadounidense (nuestro principal socio comercial), europea y la japonesa, por mencionar algunas de las más relevantes. Esta situación presenta un cuadro de referencia que podría incidir en el crecimiento de nuestras exportaciones, la baja en las remesas, y en el nivel de inversión extranjera que pudiéramos captar hacia nuestro país. Se reportan pronósticos de crecimiento de la economía de la banca central entre el 3 al 3.5% del PIB para el 2012(optimistas) y otros como la CEPAL menores al 3%. Este crecimiento versus la tasa de crecimiento de la natalidad, deja cuando mucho un 1 % de crecimiento real. Por este lado, vemos que las causales de tipo económico no son muy favorables a nuestra economía, y con el agravante que nuestra capacidad de maniobra es muy limitada, por no decir casi nula en dicho escenario.
Los principios son de verdad principios, cuando su seguimiento y cumplimiento nos llevan indefectiblemente al lugar o situación pronosticada. Otras formas de entenderlos, es cuando se afirma que el principio de cualquier efecto es la causa que lo produce. Y se habla de “todo efecto tiene una causa”, lo cual se conoce como el principio de la causalidad, que Aristóteles formuló como “Todo lo que se mueve se mueve por otro”. ¿Por qué hacemos esta interpretación y análisis? La razón es que vemos en nuestra Guatemala un cúmulo de causas o condiciones dadas en materia económica y social. Estas por su naturaleza son producto de factores endógenos y exógenos, es decir externos e internos. La incidencia en nuestra economía del ritmo y altibajos de la situación económica mundial es innegable, ahora agravada producto de las crisis de la economías estadounidense (nuestro principal socio comercial), europea y la japonesa, por mencionar algunas de las más relevantes. Esta situación presenta un cuadro de referencia que podría incidir en el crecimiento de nuestras exportaciones, la baja en las remesas, y en el nivel de inversión extranjera que pudiéramos captar hacia nuestro país. Se reportan pronósticos de crecimiento de la economía de la banca central entre el 3 al 3.5% del PIB para el 2012(optimistas) y otros como la CEPAL menores al 3%. Este crecimiento versus la tasa de crecimiento de la natalidad, deja cuando mucho un 1 % de crecimiento real. Por este lado, vemos que las causales de tipo económico no son muy favorables a nuestra economía, y con el agravante que nuestra capacidad de maniobra es muy limitada, por no decir casi nula en dicho escenario.
¿Pero dónde está nuestra mayor preocupación? Está en las causales de tipo económico y social de origen interno que se han generado. Estas se han visto agravadas por las políticas públicas impulsadas por el gobierno, con su correspondiente cuota de responsabilidad tanto del organismo ejecutivo, legislativo y judicial. De esto no escapa, y no es nuestro papel exculpar a unos en beneficio de otros, el sector privado dominante y los grupos radicales de la sociedad civil. Unos por defender a ultranza sus activos y capitales y el no incremento a los impuestos, y los otros por sólo exigir derechos sin responsabilidades. Nuestra precaria situación actual reflejada en los indicadores sociales de falta de empleo de calidad, sub empleo, aumento de la informalidad, baja calidad y cobertura en educación, altos niveles desnutrición crónica infantil y la problemática general salud, y para rebalsar el vaso, el clima de inseguridad y violencia creciente. Estos efectos son una verdad irrefutable, con que vivimos los guatemaltecos el día a día. Los efectos están dados producto de las causales o mal manejo de los “principios que los origina”.
Pero lejos de aplicar las políticas públicas correctas, tal pareciera que hemos venido sembrando, y lastimosamente abonando durante las últimas administraciones de gobierno, el árbol donde nos colgarán del cuello y luego nos jalarán de los píes. El manejo presupuestario, una de las principales herramientas de gestión de un gobierno, ha sido principalmente en el gobierno actual, muy mal administrada. Para darnos a entender, recurramos a los principios del buen manejo presupuestario. Este nos dice que todo presupuesto debe por principio estar balanceado. Ingresos provistos igual a los gastos proyectados. Todo lo presupuestado debe tener una justificación y un fin determinado de interés nacional. Las fuentes de los recursos deben ser realistas y basadas en las capacidades de la economía. La principal fuente sana de recursos al estado son los impuestos recaudados. Siempre que no inhiban la capacidad de inversión y la generación de nuevos negocios y por ende empleos. Al igual que la economía domestica, no es factible vivir sólo del crédito, mayormente si en forma sistemática y continuada se financia una buena parte del presupuesto con préstamos externos e internos, tanto de fuente de la cooperación internacional (que también tiene un costo geopolítico) o la banca nacional. La proporción de financiamiento y el costo de la deuda versus el producto interno bruto, tiene puntos de inflexión que es peligroso alcanzar, situación que anteriormente era una de nuestras principales fortalezas, ahora estamos en riesgo de comenzar a perderla. Los déficit presupuestarios, irreversiblemente llevan a procesos de devaluaciones e inflacionarios con secuelas negativas en lo económico y en lo social. De esto ya hemos tenido ejemplos, cómo los reportados al final de la Presidencia de Vinicio Cerezo. En otros países, con notorios titulares de actualidad y conmoción social en los medios, como lo son los casos de Grecia y Portugal.
Pero basta de retorica y teoría. Veamos efectos producto del manejo de las causales o principios. Según el Banguat, al 31 de agosto de 2011 la deuda pública interna de Guatemala se situó en Q43 millardos 102 millones. Si esta la referenciamos al 31 de diciembre del 2007, la misma se ubicaba en Q24 millardos 191 millones. Esto es interesante, pues nos muestra el aumento de la deuda en la administración del Presidente Colom, ya que en los 3 años y 7 meses de su gestión la misma aumentó en Q18 millardos 911.4 millones (aumento de 78.2%). Las misma fuente del Banguat nos indica que la deuda pública externa de Guatemala (ésto lo incluye a usted y a mi) al 31 de agosto del 2001 se situó en US$ 5 millardos 498.4 millones, mientras que al 31 de diciembre del 2007 ascendía US$ 4 millardos 226 millones, o sea que en el mismo período aumento US$ 1 millardo 272.4 millones es decir un “módico 30.1%.”
Creo que ya nos comenzamos a preocupar, ¿no cree? Pero sigue. Se estima que la deuda pública flotante, no aprobada por el Congreso de la República, conformada por obligaciones vencidas y pendientes de pago no registradas (algunas de ellas de dudoso efecto y cumplimiento), en el sector público, está en orden de los Q15 millardos. La deuda pública interna en adición a la deuda flotante suma la estratosférica cifra de Q58 millardos, lo cual arroja un incremento en relación a la existente al 31 de diciembre del 2007 de un incremento del orden del 142%. Amolados y endeudados que estamos.
No voy a entrar al análisis de la calidad del gasto. Esto por supuesto es igualmente importante y valioso. Tal vez en otras entregas lo analizaremos. Pero lo que si deseamos decir, es que aunque ha habido algunas acciones de gobierno e intervenciones gubernamentales con alguna incidencia en materia social cómo lo son las transferencias condicionadas a familias en desventaja social, y el incremento del porcentaje de niños que reciben instrucción primaria, hechos loables y meritorios, no han sido suficientes para justificar el aumento desmedido de los costos y gastos incurridos reflejados en la ejecución presupuestaría y su financiamiento. Ahora hemos llegado, pese a la prohibición de las normas presupuestarias, a recurrir a préstamos para cubrir gastos de funcionamiento y pago de salarios.
De no enmendar en cuanto al manejo de la nave, nuestro futuro, ahora con el agravante de hipotecado, se nos ira de las manos.