Por: Ronald Echeverría
!Cuándo la discriminación tiene rostro de mujer! No debe tolerarse. No debe permitirse. Y sin embargo se da. En algunos ambientes de trabajo, luego del filtro del ingreso en los procesos de contratación, aparece con menor paga, a sus pares varones. Razones muchas, pruebas contundentes pocas. Reina aún la preferencia por género. Luego, ya en desempeño, aparece con muchas caras, y una de ellas, es la resistencia a aceptar el liderazgo y las propuestas femeninas, se ataca la fuente, no el contenido de la propuesta, se cuestionan sus motivaciones y fines perseguidos, se teme a su autoridad, y se le des legitima no por su profesionalismo y competencia, sí no porque es mujer. Claro, no todo se hace, de forma abierta, aunque a veces, también a voz alzada, o con sorna e ironía, se ataca con falacias Ad Hominem, y no a los argumentos. Pero, no siempre, viene el celo, sólo de voces masculinas, las hay de otras mujeres. Sin más se teme al liderazgo femenino. Esto es parte de una cultura organizacional involucionada, que no ha dado el salto a la modernidad, donde cada sexo, pueda trabajar y desarrollarse en armonía, sin discriminaciones, prejuicios y actitudes que menoscaben la dignidad del ser humano, y les permita desenvolverse en igualdad RonaldEcheverría
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